Eusebio Sacristán: "Las palabras no me salían los primeros meses después del accidente"
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Hay veces que la vida te pone la zancadilla o se convierte en un terreno de juego resbaladizo y embarrado. De esos que proliferaban en los años 80. Ahí se curtió un centrocampista menudo y hábil, técnico y escurridizo como Eusebio Sacristán (La Seca, Valladolid, 1964). Y quizá fue aquella habilidad suya para salir de las emboscadas la que le valió para sortear a la muerte en las Navidades de 2020.
"Me veía hundido al 99%, lo veía imposible", recuerda hoy Eusebio al hablar de una caída que le provocó un traumatismo craneoencefálico, le privó del habla durante un tiempo y le mantuvo tres semanas en coma inducido. Una fe inquebrantable le llevó a recuperar primero sus capacidades y luego la ilusión. La memoria, como observarán en esta charla, la mantiene intacta ya sea para recordar su debut frente a su ídolo o para sacar pecho por sus 543 partidos (top 5 en Liga) en 19 temporadas. Su próximo reto es volver a un banquillo. "Nada me haría más ilusión".
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PREGUNTA. ¿Usted era dormilón o ha tenido el sueño ligero habitualmente?
RESPUESTA. He sido de los de dormir bien. De jugador me costaba más irme a dormir que levantarme. Me levantaba sin problemas porque me gustaba ir a los entrenamientos, ya fuera como jugador o entrenador. Como entrenador quizá te cuesta más conciliar el sueño porque siempre tienes más preocupaciones y además tienes que dar más vueltas a las decisiones que tomas, los jugadores que pones o no, piensas en el tipo de entrenamiento que hay que preparar, tienes más cosas en la cabeza.
P. Cuando tuvo el accidente, estuvo tres semanas dormido en un coma inducido. ¿Qué recuerdos tiene de cuando se despertó?
R. Los primeros recuerdos que tengo de esos días son de la gente cercana, de la gente que quiero. Incluso cuando estaba en coma inducido creo que me acordaba de ellos. En esos momentos yo le dije al cielo que quería seguir viviendo. Recuerdo esos momentos del hospital, veía gente con problemas a mi lado, otros enfermos y yo solo deseaba seguir viviendo. Al despertarme no me enteraba mucho, no me daba mucha cuenta al principio de quién me iba a ver. Estaba como en una nebulosa, por toda la medicación que tomaba en ese momento.
P. El accidente se produjo en Valladolid pero la recuperación la inició en Barcelona.
R. Mi hermana Tere, que es la persona que ha estado a mi lado todo este tiempo, fue la que me ayudó en la recuperación y la que me animó para ir a Barcelona, al Hospital Guttman de Barcelona, curiosamente en el que trabaja Montserrat Bernabéu, la madre de Gerard Piqué (NDR: es la codirectora del centro). Y al llevar allí dos semanas, hablándolo con mi hermana y con Montserrat, le dije que me gustaría estar en Sitges, en una casa que tengo allí, e ir al centro para hacer la rehabilitación cuando tocara. El problema es que durante los primeros meses yo no podía comunicarme bien, no me salían las palabras, no podía hablar y eso lo complicaba todo.
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P. ¿Cómo fueron esos días en Sitges en que no le salían las palabras?
R. Allí estaba con mi hermana, con mis hijos, venían a verme amigos y yo al principio no les quería ver, porque no les podía transmitir lo que sentía, no me podía comunicar con ellos para agradecerle su visita y eso me ponía también de mal humor. Vinieron a verme Guillermo Amor, Jose Mari Bakero… Ellos me veían y se daban cuenta de cómo estaba. Yo estaba muy tocado. Poco a poco fuimos saliendo por el paseo de Sitges y en esos paseos me preguntaba qué me había pasado, me preguntaba por qué me había pasado eso a mí.
P. ¿Pensaba que no volvería a ser la misma persona que había sido antes?
R. Los primeros pensamientos eran preguntarme los porqués. Luego empecé a recordar cómo había sido mi vida, las motivaciones y los objetivos que había tenido en ella. Y me di cuenta de que yo había sido una persona que había conseguido los objetivos que me propuse cuando era un niño. De pequeño en La Seca, mi pueblo de Valladolid, pensé en ser futbolista y lo conseguí. Ahora buscaba recuperarme y me propuse ese objetivo.
P. De alguna manera conectó con la infancia en esos momentos tan delicados, como era aquel niño de La Seca que quería ser futbolista.
R. Yo de niño, en mi pueblo, jugaba a todas horas al fútbol, en la puerta de casa, en los alrededores de la iglesia, en la era donde dábamos patadas a un balón a todas horas. Era lo que más me gustaba y me propuse ser futbolista, ganar títulos y ser campeón de Europa. Aquellos primeros partidos que vi en la televisión, partidos de la Copa de Europa, me metieron esa ilusión en el cuerpo.
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P. El Valladolid lo ficha siendo un chaval.
R. Me ficha con 15 años, sin haber jugado en ningún equipo, para los juveniles. Pero el primer año no jugué nada, jugué cero partidos. Y la verdad que fue duro, lloré mucho ese año. Al año siguiente jugué más, ya con 16 años me dieron la oportunidad y con 19 años me subieron al primer equipo del Real Valladolid. Ese primer año también jugué muy poco, prácticamente nada, pero eso no me frenó, había aprendido de mi experiencia anterior, fue una temporada dura pero seguí insistiendo, no me caí, porque tenía claro mi objetivo.
P. Ese Valladolid en el que juegas estaba en una etapa de crecimiento, se había asentado en Primera y al poco de llegar ganaron una histórica Copa de la Liga.
R. El 1 de enero de 1984 debuté como jugador del Valladolid en Sevilla, frente al Real Betis. Contra el jugador que más me había gustado de niño, el gran Cardeñosa. Julio Cardeñosa era de Valladolid como yo, era pequeñito, como yo, y era un centrocampista técnico, como yo. Era un jugador que me había impactado siendo un niño, lo tenía como ídolo. Fue cumplir un sueño, por eso recuerdo mirar al cielo y decir lo he conseguido.
P. Y fue llegar y besar el santo. ¿Cómo fue ganar un título con el equipo de tu tierra?
R. Es el único título que ha ganado el Valladolid. Quedamos campeones cuando yo estaba jugando en ese equipo. Aquella Copa de la Liga fue un gran éxito, pero yo quería más. Jugué cuatro años en el Valladolid, en esa primera etapa y ya me fui abriendo un hueco en las selecciones inferiores de España. De hecho, en 1986 ganamos el Europeo sub-21.
P. No sé si en ese Europeo Cruyff ya se fijó en usted, pero fue de sus primeros fichajes cuando llegó al Barça en 1988.
R. Estuve un año en el Atlético de Madrid, pero ese verano del 88 me llama mi representante y me dice que me quería el Barça de Cruyff. En los primeros entrenamientos ya recuerdo los triángulos, los juegos de posición, el buscar siempre al tercer hombre, y eso me emocionó porque sabía que en ese juego yo podía brillar. Como era pequeño, desde que era un niño adquirí una técnica para evitar los choques, para no perder el balón ante gente más fuerte que yo, y eso lo potenciaba Johan con su estilo. Ser inteligente dentro del campo para encontrar siempre las ventajas es lo que me permitió jugar en ese Barça de Cruyff. Desde el principio me di cuenta de que ese estilo iba de maravilla para mi forma de jugar porque en ese rombo que hacíamos en el centro del campo siempre había cuatro posiciones en las que podía jugar.
P. Y con aquel equipo conquistó, por fin, la Copa de Europa, otro sueño cumplido.
R. Ya teníamos una idea muy clara del juego. Habían pasado cuatro años desde la llegada de Johan y el equipo estaba muy rodado. Habíamos ganado Ligas y Copas, pero ganar la Recopa en 1989 fue el gran impulso a ese equipo. En el 92 recuerdo saltar a Wembley con una emoción impresionante. El partido fue muy igualado y nosotros tuvimos varias ocasiones para adelantarnos, pero llegamos a la prórroga. Entonces, en el minuto 111 disputo una balón en la frontal y el árbitro pita falta. Es la falta que Koeman termina marcando y que nos da la primera Copa de Europa de la historia del Barcelona. Recuerdo celebrarlo con Zubizarreta nada más marcar Koeman, abrazarnos y mirar nuevamente al cielo, y pensar: 'Lo he conseguido'.
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P. Usted llegó a jugar de todo en aquel Barça, hasta de lateral derecho. ¿Cuánto hay de leyenda y de realidad en eso?
R. La gente me lo ha preguntado mucho. No es que jugara de lateral de partida, de inicio. Lo que pasa es que Johan utilizaba a defensores marcadores, y luego los equipos solían poner marcajes individuales a Koeman y Guardiola para que no saliéramos fácil desde atrás. Yo entonces me retrasaba o aparecía caído a una banda para iniciar el juego, porque a mi no me seguían hasta allí. Yo creo que por eso ha quedado como que jugaba de lateral, como mucho jugaría tres o cuatro partidos ahí en esa demarcación de partida, pero era con la intención de jugar ya la pelota desde atrás y tener otra vía de salida.
P. De ese Barça salieron también unos cuantos entrenadores, usted mismo sin ir más lejos. ¿Ya entonces tenía inquietud por entrenar o fue más hacia la etapa final como jugador?
R. Yo me retiré con 38 años, después de 19 temporadas jugando, lo hice en el Valladolid, aunque llevaba tiempo pensando en ser entrenador. Ya en la época del Barça de Cruyff nos dejó a muchos una impronta por querer ser entrenador. Recuerdo mucho a Pep Guardiola, cuando entrenábamos los juegos de posición, era uno de los que más preguntaba a Johan: "¿Y esto por qué? ¿Y esto cómo lo has hecho?". Yo también estaba por ahí y me interesaba por conocer los motivos del juego y de la idea de Cruyff, porque eso me beneficiaba luego en los partidos. Y luego en mis últimos años en Valladolid ya les decía a mis compañeros que quería ser entrenador, me saqué el título de entrenador UEFA y a los compañeros les explicaba conceptos tácticos que nos podían beneficiar para ganar a los rivales. Les hablaba de cómo orientar la presión, de cómo atacarles cuando nos esperaran rezagados, etc.
P. ¿Y el Barça volvió a llamar a su puerta?
R. Fue Txiki Beguiristain quien se puso en contacto conmigo. Era el director deportivo del Barça de Joan Laporta. Me comentó que quería que ayudara a Rijkaard y que como buen conocedor de la casa sería una pieza clave en el engranaje. Rijkaard tampoco tenía mucha experiencia y el Barça venía de años malos. Lo que pasa es que en Navidades vamos en mitad de la tabla, jugábamos con un 4-2-3-1 para potenciar a Ronaldinho como mediapunta. Y entonces tenemos una cena en casa de Johan Cruyff, y nos recomienda jugar con el 4-3-3 y Ronaldinho tirado a banda arriba. Rijkaard dijo que lo haríamos. A partir de entonces nos sentimos mucho más cómodos y comenzamos una remontada propiciada también con la llegada de Edgar Davids. Remontamos una gran ventaja de puntos y estuvimos cerca de ganar la Liga al Valencia de Benitez. Al siguiente año ya ganamos la Liga y en 2006 llegó la segunda Copa de Europa.
P. Ese Barça también jugó unas semifinales de Copa de Europa en San Siro, frente al Milan. Aunque al contrario que el de Flick ustedes se impusieron por 0-1 en Milán.
R. Yo me encargaba de analizar a los rivales del Barça esa temporada. Había visto varios partidos del Milan, entrenado por Carlo Ancelotti entonces. Jugaban con 4-4-2 clásico y hablé con Rijkaard. Le dije que deberíamos poner más centrado a Ronaldinho, para que se juntara con Iniesta e igualar su centro del campo. Al final ganamos 0-1 allí con gol de Giuly, en una jugada que fabricó Ronaldinho desde la posición de mediapunta.
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P. Este Barça de Flick se ha especializado en remontadas, a ustedes les tocó remontar también aquella final frente al Arsenal.
R. Rijkaard confiaba mucho en dos jugadores, Edmilson y Van Bommel, que fueron titulares aquel día. Pero el jugador que lo cambió todo fue Iniesta, que salió en la segunda parte, ya con 0-1. Entonces fue cuando el Barça empezó a jugar y a conectar con Ronaldinho y este con Eto'o. Estábamos ya jugando once contra diez y en el banquillo hablamos de meter a Belletti que era un lateral mucho más ofensivo. Al final fue el héroe. Hace dos años me encontré con Belletti y le dije: "¿Sabes de qué me acuerdo de ti?" y le comenté que un mes antes de jugar aquella final, Belletti llegaba al vestuario y escribía en la pizarra: "Vamos a por el título, Vamos a por la Champions". Era un deseo colectivo y todo eso sumaba. Al final terminó siendo el que más se lo creyó.
P. Usted fue testigo de excepción de la irrupción de Messi. ¿Cuántas similitudes encuentras entre el argentino y Lamine Yamal?
R. Claro que siento cosas parecidas al ver a Lamine Yamal. Es que tiene 17 años y se está saliendo, y tiene similitudes con ese Messi de los inicios. Son jugadores que tú los ves que tienen algo diferente desde los entrenamientos. Ya se le han visto cosas increíbles, mismamente en la final de Copa del Rey o en el partido de ida contra el Inter. Han sido dos partidos en que se ha echado el equipo a la espalda, hasta en los malos momentos. La mentalidad con la que acabó el partido del Inter, asumiendo la responsabilidad tras haber sido eliminado en Milán. Es un jugador maravilloso y tiene toda la vida por delante para conseguir los títulos que le faltan.
P. ¿Qué le parece el Barça de Flick? ¿Le gusta? ¿Se ha enganchado a ese ritmo vertiginoso que propone?
R. Me gusta mucho. La fase defensiva está muy trabajada. Nosotros también adelantábamos la línea lejos de la portería con Cruyff, pero ellos presionan mejor, adelantan mucho las líneas y tiran a la perfección el fuera de juego. En nuestra época, el que mejor hacía eso era el Milan de Sacchi, que asumía mucho riesgo. Y luego ofensivamente son maravillosos, cómo generan ventajas a través de un 3-4-3 en muchas ocasiones, porque a veces mete el lateral muy arriba o incrusta a uno de los centrales en el centro del campo para generar ventajas. Nosotros no generábamos tantas ocasiones de gol como hace este Barça.
P. Y este Barça es mucho más resiliente que otros anteriores. Encaja mejor los golpes y se repone muy rápido de ellos.
R. Se vio en el Clásico. Yo tenía claro que no les iba a afectar la eliminación europea y eso que han tenido el pase a la final de la Champions en la mano. Pero en este tipo de partidos uno encuentra la motivación rápido. Es una gran temporada para los culés, han acabado con tres títulos y encima ganados directamente al Real Madrid que venía de ser campeón de Europa. Tienen un grupo muy joven y con una gran ambición como ya han demostrado. Todos están preparados para cosas mayores y Flick ya había recorrido ese camino en el Bayern de Munich.
P. Peor le van las cosas a su Valladolid ahora donde al descenso deportivo se ha unido un descontento generalizado con el propietario, Ronaldo Nazario.
R. Es una pena, porque el Valladolid no se merece esto. Ojalá vuelva pronto a estar al nivel que le pertenece, que recupere el estatus que tenía cuando yo jugaba allí. Debe haber una vuelta a los orígenes en el club. En mi época éramos varios los jugadores de la casa. Estaban Juan Carlos, Torrecilla, Jorge Alonso, Minguela, jugadores originarios de Castilla y León. Yo vería con buenos ojos que se contase con gente de la tierra y tener ese vínculo, esa conexión que tienen en otros clubes como los vascos o los catalanes, sacando jugadores de la cantera.
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P. Su última aventura en los banquillos fue en Girona, allí es muy querido a pesar de que esa etapa acabó con un descenso a Segunda División.
R. Imagínate si soy querido que, cuando subió a Primera División, Quique Cárcel dijo: "Se lo dedico a Eusebio". Hace unos meses estuve allí, en Montilivi viendo un Girona–Celta de Vigo y estuve hablando con Quique, le comenté mi admiración por el equipo de Míchel y lo bien que habían jugado la temporada anterior. En esa charla me reconoció que yo también había puesto mi granito de arena en el crecimiento y la historia del club, que había dejado una huella que otros como Míchel habían continuado.
P. ¿Veía a aquel Girona con el crecimiento y el potencial que luego ha demostrado?
R. Con Quique sabía que todo era posible, era una persona muy ambiciosa y con las ideas muy claras. Pero es cierto que el equipo con el que más he disfrutado en los últimos años es con la Real de Imanol. Ha sido un equipo muy divertido de ver. Y a raíz de mi accidente yo comencé a ver mucho la televisión, a ver mucho fútbol, fue como mi refugio, y la Real Sociedad de Imanol fue un soplo de aire fresco. El equipo que mejor ha jugado al fútbol del mundo, en los últimos años para mí. Tanto Imanol como Labaka lo han hecho de maravilla, ambos son supertrabajadores. Es algo propio de los vascos que son muy persistentes en sus ideas y ellos han apostado también por el 4-3-3, con el que yo me siento tan identificado. Quizá a mí me faltó ese trabajo defensivo que ha imprimido a sus equipos, trabajar más esos aspectos que han llevado a la Real Sociedad a un escalón mayor.
P. Y usted, ¿se ve de nuevo en un banquillo?
R. Me encantaría. Para todo lo relacionado con el fútbol estoy al 100% recuperado. Con ilusión y con ganas de poder sentarme en un banquillo. Alguno puede pensar que todavía no me sale alguna palabra, que algún nombre se me olvida, pero eso se soluciona con trabajo, con pasión y con ganas. Al final son muchos los equipos con el estilo de juego con el que yo me identificó. Lo pensaba en la pasada Eurocopa viendo a la Selección española ganar con ese 4-3-3 y me decía: 'Tu idea tiene vigencia'. Ahora me veo capaz de volver a entrenar. Nada me haría más ilusión.
P. Mientras llega esa oportunidad, creo que tiene un proyecto muy bonito entre manos con su Fundación, muy arraigado a tu tierra también, a Castilla y León.
R. Con la Fundación hemos cumplido el 20º aniversario. La iniciamos cuando me retiré. En los últimos años hemos detectado que cada vez había menos equipos y oportunidades en los pueblos de Castilla y León, en pueblos de la provincia de Valladolid, para que los más pequeños pudieran jugar al fútbol. Mi socio Pedro Pablo Crespo me animó a crear equipos en los pueblos que no tenían pistas de fútbol, ni escuelas, ni asociaciones deportivas. También tenemos escuelas de deporte inclusivo para que nadie se quede atrás. Y mi ejemplo, con todo lo que me ha pasado, me parece muy bueno para transmitírselo a los niños y decirles que por muchos obstáculos que tengan en su vida hay que luchar, ponerse objetivos e intentar conseguirlos.
P. También es un apasionado del vino.
R. Siempre habíamos tenido viñedos, pero en el año 2000, cuando estaba cerca de retirarme empecé a invertir en el negocio del vino. Ahora tenemos una bodega, Quinta La Quietud, en la que contamos con vinos ecológicos, con denominación de origen, al fin y al cabo algunas cepas tienen más de 100 años y cada vez es más conocido. Hemos ido ampliando la bodega y trabajado mucho en marketing y publicidad para abrirnos hueco en el sector.
P. Recomiéndenos un vino para acabar la entrevista y brindar por la salud y por verle pronto en un banquillo.
R. Le recomendaría uno de nuestros tintos más top, La Mula. Solo fabricamos 3.500 botellas al año.
Salud.
El Confidencial